Testimonios

Testimonio 18

Mi madre siempre ha sido mi mejor amiga, mi apoyo incondicional, mi confidente, mi todo. Cuando le diagnosticaron la enfermedad del Alzheimer, se me cayó el mundo encima. De forma progresiva, ella dejó de reconocerme, ya no podía contarle mis cosas, ella se fue a otro “país”. Entré en un tremendo estado de tristeza, hasta que me conecté con la AG. Pude descubrir, a través de los ejercicios de las piscinas (Curso Básico de AG), una manera de conectarme con mi madre de alma a alma, de nuevo pude establecer con ella ese diálogo al que tanto echaba de menos.

Desde el mundo físico no se lo pude contar, pero los resultados no se hicieron esperar: ella empezó a mostrarse más participativa, más alegre, conmigo pero también con sus compañeras de la residencia. Como si, sin saberlo, ella se diera cuenta de las hermosas conversaciones que tenemos desde el otro lado. Ahora me siento feliz, he recuperado el ánimo, siento que ella sigue estando a mi lado, he aprendido a comunicarme con ella de forma diferente.


 

Testimonio 19

Al recibir el masaje de las perlas, noté como si se estuviera desprendiendo de mi una costra muy espesa, como un caparazón de tortuga bajo el cual yo me escondía. ¡Uff, qué alivio más grande!


 

Testimonio 20

Cuando inicié la Formación AG, llevaba casi diez años sin saber nada de mi padre. Un buen día nos dejamos de hablar y yo me sentía muy mal por eso, pero no sabía cómo hacer para reanudar el diálogo. Temía que me rechazara si lo llamaba, y así dejaba pasar los días.

Empecé a hacer los ejercicios de la piscina de rosas, trayendo ahí a mi padre sutilmente todos los días. Hablaba con su alma, le decía todo lo que yo no me atrevía a decirle físicamente. Me llevé una gran sorpresa cuando él me llamó, sin tener conocimiento alguno de las meditaciones que yo estaba haciendo. Así, sin más, me dijo que tenía ganas de verme y de ver a mis hijas. Y pudimos reanudar el contacto, como si nada hubiera pasado, como si aquel periodo de silencio no hubiera existido. Ha sido algo mágico, me siento tan feliz, y él también.


 

Testimonio 21

Me diagnosticaron un tumor en el estómago, los médicos me quitaron ese órgano. Y me dijeron que tendría que tomar antibióticos durante años para prevenir cualquier infección posterior. Mi cuerpo no estaba acostumbrado a tomar tantos fármacos, así que empezó a quejarse, rechazando toda la comida que yo ingería. Hasta que inicié unas sesiones de AG, y luego me apunté a la Formación.

Los médicos del cielo me recompusieron el estómago y me sometí, a través de simples meditaciones desde mi casa, a sesiones diarias de Megatrón solar, que se puede comparar con una radioterapia sutil. Esto me ayudó a limpiar mi organismo de toda la toxicidad que había absorbido. De manera que mi cuerpo empezó a aceptar los alimentos. Mi recuperación fue tan espectacular que los médicos aceptaron rebajarme las dosis de fármacos, hasta que pude dejarlos del todo. Ahora me siento como si tuviera un estómago nuevo. Evidentemente, no puedo comer cualquier cosa, tengo que cuidarme mucho pero disfruto de una calidad de vida que no tenía antes de empezar las sesiones de AG.


 

Testimonio 22

En la piscina de perlas, descubrí algo que me provocó una fuerte catarsis: que era incapaz de disfrutar, que yo estaba boicoteando cualquier posibilidad que la vida me ofrecía para disfrutar. A todos los niveles. Por ejemplo, cuando comía, lo hacía mirando la TV, o contestando mensajes en el móvil de forma rápida, casi atragantándome. Para desayunar, muchas veces me compraba un vaso de café en la estación del tren que me llevaba a mi trabajo y comía un croissant andando o en el asiento del tren. Vivía rápido, muy rápido. A la hora de las relaciones íntimas, hacía lo mismo, todo era rápido, casi mecánico. Procuraba rellenar mis horas libres con muchas actividades.

Hasta que entré en depresión, una amiga me habló de la AG y quise probar, me apunté a los Talleres del Curso Básico.

Como dije al principio, en el baño de perlas comprendí que hasta entonces yo había sido incapaz de pararme y sentir la vida, y me pregunté a mi misma: ¿pero cómo puede ser que no te hayas dado cuenta hasta ahora?

Y me abandoné al disfrute del baño de perlas y de los masajes. Mi cuerpo empezó a alucinar, como si no se lo creyera, como cuando un niño descubre la casita de chocolate de Hansel y Gretel. Superé la depresión y ahora me lanzo de cabeza a la piscina de perlas en cuanto noto el más leve síntoma de estrés.


 

Testimonio 23

En los ejercicios de las piscinas, descubrí la posibilidad de darme amor a mí misma. La verdad es que yo era de esas personas que se dan hasta quedar extenuadas, me encanta solucionar papeletas ajenas, es como si me sintiera más viva metiéndome en la vida de mis amigas, me encantaba cocinar para ellas. O incluso comprar para ellas, o ayudarlas a realizar pequeños arreglos o reparaciones en sus casas. Yo valgo tanto para un roto como para un descosido. Soy la chica para todo.

En la empresa donde trabajo, una jefa mía empezó a hacerme mobbing, se propuso amargarme la vida hasta que una amiga muy especial me recomendó la AG. Ha sido muy duro empezar a verme por dentro y descubrir mis juegos psicológicos, cómo yo daba para recibir porque de pequeña no había recibido todo el amor que necesitaba. Mi cuerpo se quejaba de que no le estaba dando las atenciones que necesitaba. Esto se tradujo en una serie de intolerancias alimentarias.

Con la AG he ido superando esos jueguecitos y he comprendido que vivir las películas ajenas era una forma de huir de mi misma. Mi Jefa ha ido aflojando con el mobbing y ahora me encuentro mucho mejor. Pero aún me queda tela por cortar…


 

Testimonio 24

Waaao, con el baño de rosas, se van deshaciendo todos los nudos que tenía en mi cuerpo, noto que se están limpiando adherencias y manchas.


 

Testimonio 25

Al aplicar la geometría sagrada a mis células, superé los acufenos. Esos ruidos incómodos han dejado de amargarme la vida.


 

Testimonio 26

Con la iniciación del corazón de esmeralda, noto que respiro mucho mejor, me entra más aire por la nariz.


 

Testimonio 27

Dentro del corazón ampliado, tengo la sensación de cuando recibes un regalo que deseabas mucho. Siento éxtasis, estoy brincando, contenta, es como una explosión de muchas emociones.


 

Testimonio 28

Al ingerir etéricamente el elixir de Shungit, he sentido como si se activara un campo electromagnético alrededor de mis células, me siento más vibrante, en conexión con todo lo de fuera.


 

Testimonio 29

Al ingerir etéricamente el elixir de diamante, siento que se sube hasta la pineal y me está liberando de muchas toxinas, se me está redireccionando todo el eje de luz.


 

Testimonio 30

El ciclotrón de oro líquido me apacigua, me ayuda a ver las cosas de forma menos impulsiva, más reflexiva. Pensaré dos veces las cosas antes de decirlas, seré menos expeditiva. Lo siento como una protección, un blindaje, una capa impermeable.

 

Testimonio 31

Al experimentar con el Megatrón Solar, siento que se ha activado mi cuerpo de luz, es como si yo formara parte de esos rayos de luz que se juntan desde arriba y desde abajo. Es una sensación sublime.

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